El sobreviraje es un fenómeno en el manejo de vehículos que ocurre cuando la parte trasera del coche pierde adherencia durante una curva, causando que la parte trasera se desplace más de lo deseado y el vehículo tiende a girar más de lo previsto. Este comportamiento puede acabar en un deslizamiento o en una pérdida de control si no se maneja adecuadamente.
Suele ocurrir en condiciones de baja adherencia, como en superficies mojadas o resbaladizas, o cuando se acelera demasiado rápido en una curva. Para corregirlo, el conductor debe reducir la velocidad suavemente y contraer el volante para recuperar el control. Los vehículos equipados con sistemas de control de estabilidad ayudan a mitigarlo al aplicar frenado selectivo a las ruedas y ajustar la tracción.
Sobreviraje: causas
Las principales causas del sobreviraje incluyen exceso de velocidad al tomar una curva, lo que provoca una pérdida de adherencia en las ruedas traseras. Otro factor es una aceleración excesiva en medio de la curva, que puede aumentar el deslizamiento.
Las condiciones de carretera resbaladizas, como lluvia o hielo, también contribuyen a ello al reducir la tracción. El desequilibrio en la distribución de peso del vehículo o neumáticos desgastados o mal inflados también pueden agravar el problema. Otro factor es un mal ajuste en la suspensión o mala configuración del vehículo.
Cómo prevenir el sobreviraje del coche
Para evitar el sobreviraje, es importante manejar con anticipación y adaptar la velocidad a las condiciones de la carretera. Este fenómeno ocurre cuando la parte trasera del vehículo pierde tracción y para prevenirlo hay que reducir la velocidad antes de entrar en la curva y evita acelerar bruscamente en ella.
Mantén un manejo suave del volante y evita movimientos bruscos es otro consejo útil para prevenirlo. Asegúrate de que los neumáticos estén en buen estado y correctamente inflados, ya que una buena adherencia es crucial. Los sistemas de control de estabilidad pueden ayudar a corregir este fenómeno, aplicando frenado selectivo y ajustando la tracción.
Qué piezas se ven afectadas
El sobreviraje puede afectar varias piezas del coche, especialmente aquellas relacionadas con la tracción, la suspensión y el sistema de dirección. Los neumáticos traseros son los primeros en verse afectados, ya que pierden tracción durante el deslizamiento, lo que puede provocar un desgaste irregular o acelerado. Los amortiguadores y muelles de la suspensión también sufren debido al esfuerzo adicional requerido para estabilizar el vehículo.
Por otro lado, uno de los elementos perjudicados del coche es el sistema de dirección, que puede verse comprometido si el conductor realiza movimientos bruscos para corregirlo. Estos movimientos forzosos a su vez perjudican las rótulas y bujes. Otras piezas afectadas son los pastillas y discos de los frenos debido a la frenada brusca o la activación del sistema de control de estabilidad.
Mecanismos que evitan el sobreviraje
Hay una serie de mecanismos que cuenta un coche que pueden ayudar a prevenir este fenómeno. Aquí te dejamos dos sistemas en las ruedas que lo evitan:
Tracción trasera
La tracción trasera ayuda a evitar el sobreviraje al proporcionar una distribución de potencia más equilibrada entre las ruedas delanteras y traseras. En un vehículo de tracción trasera, la potencia se transfiere a las ruedas traseras, mientras que las ruedas delanteras se encargan de la dirección. Esto mejora la estabilidad en las curvas, ya que las ruedas delanteras mantienen mejor el control de la dirección, mientras que las traseras impulsan el vehículo sin sobrecargar la dirección.
Además, en condiciones de aceleración controlada, la tracción trasera ayuda a mantener la tracción de las ruedas traseras, reduciendo el riesgo de deslizamiento. Aunque, el control adecuado y una conducción prudente siguen siendo cruciales para evitar este fenómeno, incluso teniendo tracción trasera.
Tracción delantera
La tracción delantera también ayuda a prevenirlo en ciertas situaciones, ya que la potencia se transmite a las ruedas delanteras, que también se encargan de la dirección del vehículo. Esto crea una tendencia natural al subviraje, es decir, a que el vehículo siga recto en las curvas, lo que reduce el riesgo de que la parte trasera pierda tracción. Aunque, en condiciones extremas, como curvas cerradas a alta velocidad o superficies resbaladizas, la tracción delantera no garantiza su prevención total.
Consecuencias
Estos movimientos sin control pueden tener graves consecuencias para la seguridad del conductor y los pasajeros. Cuando la parte trasera del vehículo pierde tracción y se desliza hacia el exterior de la curva, el conductor puede perder el control, aumentando el riesgo de colisiones o salidas de la carretera. Este fenómeno es especialmente peligroso en carreteras mojadas, nevadas o con baja adherencia, donde la capacidad de recuperar la estabilidad es menor.
Además, puede provocar un efecto de giro brusco, conocido como “fishtailing”, que hace que el vehículo se balancee de un lado a otro. Si no se corrige rápidamente, este movimiento puede resultar en un accidente grave. También puede causar un desgaste desigual de los neumáticos traseros, afectando su vida útil y el rendimiento general del vehículo.